ENRIC TORMO. BARCELONA. MARZO 2008

…Gostava que tu escrevesses, porque conhecesses todo o meu processo, porque eu não devo escrever nesta altura (a tese não o permite, a censura não me permite mostrar textos para já).

Al recibir este mail pensé: como siempre Rute me tiene que poner en un aprieto. Me pide que escriba algo con referencia a su proceso de creación artístico. Frente a ese reto y como es lógico mi primera intención fue la de redactar un texto de aquellos que se toman en serio, con muchas palabras seguidas y donde parece que se dicen cosas interesantes. Pero recordé aquel aforismo de Leonardo que dice “hay gente que piensa que detrás de las palabras hay algo”. A esa imagen clara de un señor mirando con lupa una serie de letras en fila india como hormigas,  se me unió el recuerdo de las largas conversaciones mantenidas contigo. Se planteaba la contradicción entre la semántica gráfica y la etérea dinámica del discurso oral. Dos formas muy interesantes de expresión pero que en ningún caso serían para esta ocasión. En consecuencia, he considerado que quizá lo más adecuado sea consignar unas pocas apreciaciones que...

Las primeras noticias que me llegaron de tu existencia fueron de manera muy indirecta y como fondo de las inquietudes de un buen amigo común. Me refiero a Antero Ferreira. Nos tenemos que remontar a aquellos momentos en que ambos formabais  parte del equipo directivo de la Facultad de Bellas Artes de Porto. También era el tiempo en que se producía tu primera ruptura sentimental. De manera que podemos afirmar que fueron tiempos vividos con suma intensidad. Tanto por la posibilidad de la realización de la utopía universitaria, como por la crisis personal que significa cualquier ruptura emocional.   

Esa referencia indirecta y lejana hizo que pudiera confeccionar una imagen aséptica, digamos científica, de tu realidad vivencial. Vislumbraba a alguien con un profundo sentido de su existencia pero con una clara incomprensión de su realidad. Te conformaba como alguien con distintos planos psíquicos no conjugados entre ellos pero con una profunda voluntad e interés en comprender cuales eran los mecanismos internos de funcionamiento. Por un lado aparecía una fuerza, diría pasión, que daba sentido a la vida. Pero esa misma potencia se contradecía con las necesidades afectivas más innatas, las cuales a su vez palpitaban con la actividad social y profesional.

Al cabo de un cierto tiempo hubo la oportunidad de encontrarnos alrededor de una mesa de un restaurante acompañados por Antero y Mireia otra catalana que se encontraba en Porto en una estadía y con necesidad de hablar catalán. En esa cena las hipótesis establecidas con anterioridad se fueron confirmando. Rute es todo pasión, es todo fuerza, es arrolladora, pero con un alto autocontrol. Es un torbellino razonado y sujetado por la razón, aunque ésta no comprenda su real efectividad.

Desde esa cena hasta el día de hoy ha llovido mucho y hemos tenido ocasión de hablar repetidamente sobre lo humano y lo divino, incluso hemos iniciado la realización de una tesis doctoral claramente artística. Este quizá es el mejor reto que tenemos por el momento entre manos. Es un desafío que puede proponer un sistema alternativo a la creación de conocimiento científico/universitario.

Sinceramente creo que hice una buena elección al tenerte como doctoranda. Básicamente porque estoy convencido que tu sistema de autoreconocimiento es simplemente artístico. En ti, la vida y la creación van unidas. La una sin la otra no son concebibles, se retroalimentan y dan valor a la existencia. A ello se le debe añadir el valor de feminidad inherente, que ofrece a todo el conjunto un halo de sensibilidad que si bien puede ir desde lo brutal hasta lo lírico, siempre tiene el reflejo de lo referente.

Ello me parece, como mínimo interesante, puesto que a día de hoy entender o hablar de arte es complejo. Lo es porque desde hace unos cuantos siglos que se ha difuminado su valor real. Se partía de aquella concepción social, formativa divulgativa... que se le atribuya y que lo hacía imprescindible en la comprensión y conceptualización del hombre, justificándolo como ser capacitado para la abstracción y el goce espiritual. Desde esa referencia se ha pasado paulatina pero inexorablemente a apreciarlo básicamente por su componente económico,  en el mejor de los casos, o simplemente como una actividad destinada a la decoración y embellecimiento del escenario donde se establecen las relaciones humanas. Todo ello sin contar, como es nuestro caso, con esa voluntad de funcionarización habitual entre los responsables de la docencia e investigación artística en la universidad.

Por lo tanto encontrar a alguien que hace de su vida un motivo artístico siempre es de agradecer. Se tiene la sensación de estar frente a una verdad. Hay algo de concreto y real que se reconoce con solo verlo. Sobre ese aspecto me gustaría señalar dos aspectos complementarios que me parecen memorables: el primero hace referencia a los medios  tecnológicos que utilizas, el segundo constatar como tus realizaciones artísticas son un medio de autoconocimiento.

Tecnológicamente utilizas procesos con un marcado sentido antropológico que en ocasiones indican procesos preindustriales, e incluso prehistóricos. Quiero recordar la utilización de recursos textiles, que nos retrotraen indirectamente a mitos antiguos indisociables a la feminidad; o bien el uso de  la técnica de la “cera perdida” para generar formas anatómicas extraídas de tu propia existencia. A esa realidad se le acomoda también el uso de tecnologías punta: fotografía, informática etc. Pero sus contenidos, sus formalizaciones vuelven a ser humanas. Me sorprendió que los planos de la tesis o de los espacios que ahora están en exposición, me llegaran vía mail (informática) pero realizados a mano alzada. Existía obviamente una contradicción sensorial. ¿ o no? Si, en cuanto a adecuación de los medios, no, en cuando a voluntad de comunicación. Ello también lo encontramos en aquella colección de fotografías, digamos de serie negra de hace algunos años y/o en la acción del “Abrázame”.

En la misma línea es necesario reconocer la practicidad con que son utilizados esos medios tecnológicos. No existe ninguna voluntad de virtuosismo, no se presenta la necesidad de llevarlos a las últimas posibilidades de sus capacidades de formalización. Por el contrario su utilización es directa, simple, evidente. Porque lo que interesa es mostrarlo como lo que son, simples medios. No son importantes, no son el motivo, solo son el adjetivo de los contenidos. A esa realidad hay que señalar otra característica, todos ellos indican una secuencia. Incluso los tratamientos fotográficos, definidos por su instantaneidad señalan un antes y un después, un transcurso.    

El segundo aspecto que señalaba con anterioridad viene a confirmar definitivamente esa veracidad en las propuestas. Estamos de acuerdo que todas las propuestas en el campo del arte son autoreferenciales al autor. Esa es la premisa básica. Pero en tu caso creo que la realidad va un poco más allá. Mientras en los demás se presenta como una expansión personal, como una exposición pública de un interior, en tu caso es algo distinto. Es una automuestra, es una acción reflexiva. Te buscas a ti misma en tu propia obra. Existe un alto grado de introspección, no en las formalizaciones o exposiciones, sino en los actos anteriores y posteriores, y que a veces incluso te sorprendes a ti misma.

Es por ello, que los que estamos a tu alrededor solo podemos verte como un continuo desarrollo, como una secuencia de sucesiones de etapas que se sobreponen las unas a las otras y que en momentos puntuales se plasman en un exterior mundano donde se intentan coordinar con un todo general. Se busca una interacción, una comprobación de lo adecuado de la propuesta, digamos una valoración social. Pero a diferencia de lo normalmente establecido, donde se evalúan las realizaciones, en tu caso lo que quieres que se considere son las intenciones.

Con ello no propongo que tu actitud sea provocadora, todo lo contrario. Es una búsqueda, que no investigación, de los resortes emocionales que te permiten sobrevivir un día a día adverso por la mediocridad imperante.

Bueno no sé si habré sabido responder adecuadamente a tu petición, lo he intentado...
En cualquier caso terminaría diciendo que:

gramaticalmente no he sabido expresar mejor lo que es Rute, en ella no hay ni principio ni final, es simplemente un continuar, un seguido, una constante, un mantenimiento, un duradero, incluso me gustaría poderla definir como un sempiterno, pero eso lo dejo para...

en consecuencia:

... Rute Rosas...



Texto escrito para a exposição “não há príncipe azul no elefante cor-de-rosa”, Espaço Ilimitado, Porto, Abril/Maio 2008.